¿La bolsa o la vida?

Bruno Glätsch

¿La bolsa o la vida?

Uno de los temas que suelen salir cuando te reúnes con algún fotógrafo es el asunto de los precios de mercado. Tema peliagudo donde los haya. He de decir que personalmente creo que cada cual debe de poner el precio que estime oportuno y que el mercado es libre, pero he visto algún que otro desaguisado y bastantes finales poco fructíferos en los más de 20 años que llevo de profesión, este artículo muy lejos de intentar crear polémica pretende servir de ayuda… espero lograrlo.

Pensando en este tema eché mano de una aplicación que me descargué hace ya unos meses y que creo oportuno compartir. Se trata de la “Calculadora Freelance” disponible en la App store de Apple y supongo que tendrá su hermana para android en Google Play.

La aplicación en cuestión nos ayuda a calcular cuanto deberíamos de cobrar la hora en base a un dinero que queramos ganar al cabo de un mes, teniendo en cuenta parámetros como gastos generales, alquiler, seguridad social, imprevistos, días de vacaciones al año… es sólo orientativa pero pienso que muy útil.

Metí datos para un sueldo de 1800 € mensuales con 28 días de descanso (vacaciones y asuntos propios), 5 de baja por enfermedad, con un 10% de mi tiempo en reuniones, hacer presupuestos, desplazamientos… trabajando 8 horas al día, 6 días a la semana, 500 € de alquiler, 150 de servicios, 270 de autónomos, y 300 de otros. Sin poner porcentaje de beneficio. Resultado: tendría que facturar 3.020 € al mes, cobrar 18 € la hora. Ojo, sin incluir los impuestos.

Parto de la idea de que 1.800 € para una profesión en la que no hay derecho a paro y con una jubilación de risa creo que es una cantidad muy baja. El resto de cantidades las usé pensando en gastos referentes a cámaras, equipo informático, luces,…

Parto de la idea de que 1.800 € para una profesión en la que no hay derecho a paro y con una jubilación de risa creo que es una cantidad muy baja.

Volviendo a la charla del comienzo de este artículo, y poniendo de ejemplo a una de las especialidades en la que las diferencias de precio más ampollas levanta, me sorprendo cuando me entero de que hay fotógrafos que hacen bodas por 800 € y menos, algunos incluyendo álbum. Es decir, para poder hacer una media cercana al ejemplo deben de currarse 8 bodas mensuales durante todos los fines de semana del año.

Mi experiencia en bodas no es mucha pero le dedico muchas horas el día de la boda y muchas más delante del ordenador antes de la entrega de material. Nunca he calculado a cuanto sale la hora de trabajo pero me temo que está por debajo de la media averiguada con al app… y mis precios desde luego no son de 800 por boda con álbum incluido.

El año pasado trabajando para un cliente me comenta que un compañero de profesión tuvo un accidente en la autopista del sur a causa del cansancio acumulado por muchas horas de trabajo durante, probablemente, demasiados días seguidos… y sí, en mi opinión es de los que tarifan a la baja.

La pregunta es obligada: ¿merece la pena poder perder la vida el asegurarte trabajar en esas condiciones?, sinceramente creo que no.

Puntos a favor de tarifar a la baja: es fácil que nos contraten y entremos en un nicho de mercado, nos asegura trabajo.

Puntos en contra: el nicho de mercado en el que entramos nos va a capturar y será complicado salir de él. El trabajo que nos asegura es inversamente proporcional a la calidad de vida que nos dará.

El trabajo que nos asegura es inversamente proporcional a la calidad de vida que nos dará.

Y lo mejor de todo es que subiendo nuestros precios a una media más lógica terminaremos obteniendo los mismo ingresos mejorando ostensiblemente nuestra calidad de vida al no tener que dedicar tantas horas. No sólo eso, sino que habrá más trabajo para todos ya que, en el caso concreto de las bodas, podremos decir que no a ciertos trabajos para tener tiempo para nosotros y nuestras familias, trabajos que terminarán haciendo otros compañeros. Y a eso no hay que tenerle miedo.

Mejorar en nuestro trabajo, acallar el ego para poder salir de nuestra zona de confort, y así explorar nuevos campos que amplíen nuestra visión a la hora de fotografiar. Realizar nuestros propios proyectos personales o al menos intentarlo, ofrecer ayudas a los clientes para facilitarles el pago de nuestros servicios, etc. Son algunas de las herramientas que tenemos para ponernos en valor ante nosotros y nuestros clientes.

Me he encontrado con muchos casos de gente muy buena que no valora su trabajo y, curiosamente, tenían la autoestima por los suelos. Durante muchos años me encontraba a uno de ellos a diario en el espejo del baño: el precio que ponemos a nuestro trabajo es el valor que nos damos a nosotros, o al revés, el valor que nos damos a nosotros es lo que marca nuestros precios de mercado en muchas ocasiones.

el precio que ponemos a nuestro trabajo es el valor que nos damos a nosotros

Decir esto no implica que el cambio sea fácil, no lo es, pero es posible.

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Joaquín Ponce de León Socio de Profocan www.joaquinponcedeleon.com